Las mujeres podemos comer sin culpa de… ¿Diciembre a febrero?
Las mujeres podemos comer sin culpa de… ¿Diciembre a febrero?
Jueves, 30 Diciembre 2021 22:38

Las mujeres podemos comer sin culpa de… ¿Diciembre a febrero?

Para las mexicanas y mexicanos los meses de diciembre, enero y febrero representan una temporada ideal para compartir la unión con las familias, reencontrarse con amigas, amigos y familiares y descansar para recibir el siguiente año con energías renovadas, pero parte de las tradiciones y costumbres de la cultura mexicana, imprimiéndole esa personalidad típica del país, es sin duda la comida.

Navidad, fiestas de fin e inicio de año, son sinónimo de comidas diferentes, ya que la época se caracteriza, por los platillos que se sirven habitualmente, entre los que se encuentran: romeritos, pavo, pozole, cerdo, bacalao, tamales, dulces, ensalada de manzana, el tradicional ponche de frutas y la rosca. ¿Pero porque a las mujeres les afecta más el sentimiento de culpa a la hora de comer?

Algunas piensan que parte del conflicto es la comida con un sinfín de ideas como, no haber comido en el horario convencional; se puede permitir algo más calórico que de lo habitual; un plato más abundante que el de la persona a lado; escoger otra cosa con menos grasa, o la gran amiga-enemiga la báscula, que nos ha puesto a más de una en jaque y decidir tomar o no el control de peso como parte del tan llamado cuidado de la salud.

Pero estas ideas surgen por la constante directa o sutil exposición a los estereotipos y cánones de belleza actuales de las cuales las mujeres son víctimas potenciales, con mensajes, valores o ideas que naturalizan, producen y transmiten desigualdad, discriminación o el sentimiento de culpa.

Que no es fácil de percibir pero que estanca el desarrollo pleno de las mujeres en sus prácticas cotidianas, culturales o de tradiciones y la cual se ejerce inconscientemente de forma natural y normal. Los medios de comunicación masivos y ahora los electrónicos, las redes sociales, juegan un papel importante con mensajes que ponen en riesgo la integridad de todas las personas que los consumen.

Situando las relaciones con uno mismo y con lo demás en desiguales y con la construcción de patrones sociales, culturales, políticos y económicos estereotipados a las futuras generaciones.

¿Es posible liberarse de este sentimiento? Claro, y también se puede aplicar en la vida diaria o en las relaciones con la familia o amistades es el autocomocimiento, el perdón y la aceptación.

Todas y todos deben aprender a conocerse, haciendo una analogía con la comida, se puede descubrir que platillos les gustan, dulces o salados, identificar la constitución, pero sobre todo las necesidades metabólicas, aceptar que, y quienes somos y la forma de relación con la comida y sin más aceptarlo, amarse por lo que se es, no sólo basta con conocerse y aceptarse, hay que amarse a uno mismo, con las luces y sombras, con lo más convencional y lo más raro o especial.

Se trata de dejar ver los altos y bajos en calorías, grasas, proteínas, etc. Por el contrario, centrarse en buscar personas o alimentos realmente nutritivos, reales, naturales e integrales, de esos que no le van a hacer daño al organismo.

Cambiar el foco de importancia, las mujeres, niñas, adolescentes, no son un peso, una talla, una medida; el punto es sentirse bien, con excelente humor, con un apetito por la comida, pero sobre todo por la vida, en general para estar sanas por dentro, pero realmente bien por fuera.

Comer desde el amor y no con el miedo, la ansiedad o el estrés, ya no hay espacio para el cargo de conciencia, por que merecemos y se nos apetece, no solo en diciembre, enero y febrero, sino en este momento y todo el año comer sin culpa.

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