El camino hacia la inclusión en la máxima fiesta olímpica ha sido largo, pero la emoción de ver a las deportistas en el podio y compartir con nosotras una de las tan preciadas preseas, es emotivo y merece un gran reconocimiento por los años de esfuerzo.
Desde la antigua Grecia la falta de representación ya era evidente, al punto que grupos de mujeres se organizaban para celebrar los “Juegos Hereos”, su propia edición de la competencia que llevaba su nombre en honor a la diosa Hera.
Pero fue hasta 1900, durante la segunda edición de las Olimpiadas modernas, que hubo participación de las mujeres, quienes representaron solo el 2% del total de atletas, y los Juegos de Ámsterdam de 1928 fueron los primeros que contaron con la participación oficial de mujeres.
En el caso de la afición mexicana, fue en Sídney 2000 que Soraya Jiménez pasó a la historia al ser la primera deportista mexicana en colgarse una medalla de oro, realizando la hazaña en la disciplina de halterofilia. A Soraya le siguieron los bronces de la halterista Damaris Aguirre y las clavadistas Paola Espinosa y Tatiana Ortiz, conquistados en Beijing 2008.
Este año, en Tokyo 2020 celebramos tres bronces (de cuatro en total) que llegaron de las manos de Alejandra Valencia, Alejandra Orozco, Gabriela Agúndez y Aremi Fuentes; mujeres que inspiran y que saben que la verdadera justa comienza con nosotras mismas.
Desafiando los estereotipos de “los hombres antes cazábamos mamuts” y “los deportes de fuerza son exclusivamente para hombres”, la arquera nacional Alejandra Valencia Trujillo y la halterofilista Aremi Fuentes Zavala, trajeron a casa dos medallas y se convirtieron en ejemplo carácter.
La frase “juntas ni difuntas” perdió aún más fuerza cuando el trabajo en equipo y experiencia de Alejandra Orozco Loza y Gabriela Belem Agúndez García, permitió que poco a poco fueran escalando posiciones y, con sus extraordinarias ejecuciones, subieran al podio ganando la presea de bronce en plataforma 10 metros sincronizados.
Pero no solo figuraron las medallistas olímpicas, podemos hacer algunas menciones como las de Alexa Citlali Moreno Medina o Rut Castillo Galindo, quienes se convirtieron en las mejores exponentes mexicanas de gimnasia artística y gimnasia rítmica, respectivamente.
Por si fuera poco, y para orgullo de Puebla, en esta edición de las olimpiadas Sofia Reynoso se convirtió en la primera mexicana en participar en la disciplina de Canotaje Slalom, y Diana Laura Coraza Castañeda representará a México en los 800 metros para atletas con discapacidad visual.
Y nos faltarían líneas para mencionar a cada una de ellas, simplemente agradecemos el esfuerzo, carácter y dedicación que estás grandes mujeres atletas nos demostraron a todas y a todos. Todas ellas hicieron catapultar nuestra esperanza de los centros de entrenamiento a la gloria deportiva.